Según la leyenda en la Gomera existían entonces,
siete lugares de los que emanaba agua mágica y cuyo origen nadie conocía. Estos
siete chorros (Epina) aparte de regalar virtudes revelaban también, cuando te mirabas
en sus aguas, si ibas o no a encontrar pareja.
Si el agua era clara, el amor
llegaría, pero si se enturbiaba, poco había que esperar. Se aproximaban las
fiestas de Beñesmén y un grupo de jóvenes gomeras acudieron a los chorros de
Epina para mirarse en el agua. Entre ellas se encontraba Gara, princesa de Agulo
se asomó y al principio le devolvió una imagen tranquila y perfecta, pero luego
surgieron sombras y comenzó a agitarse... Gerián, el sabio del lugar, le hizo
una advertencia: "- Lo que ha de suceder ocurrirá. Huye del fuego, Gara, o
el fuego habrá de consumirte". Gara calló, pero el triste presagio corrió
de boca en boca.
En las vísperas de las fiestas, llegaron de
Tenerife los Menceyes y otros nobles. El Mencey de Adeje venía con su hijo
Jonay joven fuerte y apuesto. Gara no podía dejar de observarlo, y en cuanto
sus miradas se encontraron, el amor los atrapó sin remedio. Poco después, aún
en fiestas, su compromiso fue público. Pero he aquí que en cuanto se empezó a
propagar la feliz noticia, El Teide, antes conocido como Echeyde (infierno),
empezó a escupir lava y fuego, con tanta fuerza que desde la Gomera el espectáculo era
aterrador.
Recordaron el presagio dado a la inocente Gara: Gara, princesa de
Agulo, el lugar del agua; Jonay, puro fuego, procedente de la Isla del Infierno…Aquel amor
era entonces imposible. Grandes males se avecinaban si no se separaban.
Entonces sus padres ordenaron tajantemente que no volvieran a verse. Ya
apaciguado el volcán, y concluidas las fiestas, regresaron a Tenerife todos los
visitantes, más uno se fue con el alma
vacía y el pecho quebrado.
Cuentan que Jonay se lanzó al mar en medio de la noche, para nadar hasta su amada. Larga fue la travesía y ya con las primeras luces del alba llegó a su destino. Furtivamente fue en busca de su amada, y al encontrarse, se abrazaron apasionadamente. Escaparon por los bosques gomeros y bajo un cedro se entregaron a la pasión y al amor. El padre de Gara, enterado de la huida de su hija, salió furioso en su busca. Los encontraron amándose, y cuando los jóvenes se percataron de su presencia, buscaron la única salida posible…Una implacable vara de cedro afilada, colocada entre ellos uniendo sus corazones fue su aliado mortal... Mirándose a los ojos, se apretaron el uno contra el otro, traspasándose y dejándolos unidos para siempre". Gara, princesa del agua, y Jonay, príncipe del fuego, dan nombre hoy a la cumbre más alta dela Gomera
y al Parque Nacional de Garajonay.
Cuentan que Jonay se lanzó al mar en medio de la noche, para nadar hasta su amada. Larga fue la travesía y ya con las primeras luces del alba llegó a su destino. Furtivamente fue en busca de su amada, y al encontrarse, se abrazaron apasionadamente. Escaparon por los bosques gomeros y bajo un cedro se entregaron a la pasión y al amor. El padre de Gara, enterado de la huida de su hija, salió furioso en su busca. Los encontraron amándose, y cuando los jóvenes se percataron de su presencia, buscaron la única salida posible…Una implacable vara de cedro afilada, colocada entre ellos uniendo sus corazones fue su aliado mortal... Mirándose a los ojos, se apretaron el uno contra el otro, traspasándose y dejándolos unidos para siempre". Gara, princesa del agua, y Jonay, príncipe del fuego, dan nombre hoy a la cumbre más alta de