Quizás la felicidad se componga de esos
pequeños momentos de alegría que rozan fortuitamente nuestras vidas. Pienso que
tenemos que valorar más esos pequeños instantes e intentar vivirlos
intensamente, atrapándolos en nuestros
corazones, porque son más valiosos de lo que nos imaginamos. Además esos
fugaces sentires los puedes almacenar por siempre en tu mente y rescatarlos y
acunarlos cuando todo parezca volverse en tu contra. Son elementos de luz que
vivifican y renuevan, son recargas de cálida energía.
Momentos como: observar
las estrellas con tu madre, conversar con unas amigas, percibir al ser amado en
tu corazón y notar esa caricia sutil de energía que te envuelve. Sonreír ante
el nacimiento del sol, corresponder a la sonrisa inocente de un bebe. Recibir
una invitación para comer… Leer un buen libro...
Sentir placer y notar como
vibran tus 5 sentidos por la excitación… Acariciar… ser acariciada… Observar las olas del mar. No
hay que dejarlos pasar como arena entre los dedos, hay que sentirlos con el
alma justo en ese instante y dejar la mente libre de los problemas pasados o
venideros, porque realmente lo que tenemos es nuestro presente.
Hasta pronto :-) un abrazo