-Según
parece la palabra Draco proviene del latín Draco y del griego drakon víbora,
serpiente. - Comentó el entrevistador un joven algo inexperto en la materia,
alto moreno de facciones regulares y ojos color avellana. Vestía informal una
camisa vaquera y un pantalón del mismo tipo. Permanecía de pie algo inquieto
por el encargo que le habían confiado sus jefes. Ya que no se terminaba de fiar
de aquella dragona que andaba a dos patas como un humano delante suyo. -¿No va
comentar nada?- Le espetó el joven fastidiado por el mutismo de la dragona… Suavizando
segundos después su impaciente pregunta con una mueca tensa que se asemejaba torpemente a una sonrisa.
-Lo
siento – Comentó lacónicamente la
dragona alzando la cabeza hacia su interlocutor que la contemplaba
desorientado. Desarmándolo al instante con
una amplia sonrisa. Sus escamas doradas refulgían bajo un sol radiante, era
primavera. Estaban situados sobre una pequeña montaña. El lugar había sido
elegido por ella. Su compañero de viaje algo más grueso, aún proseguía
intentando llegar al emplazamiento indicado, soltando denuestos y venablos por
el camino. Insultos y maldiciones que nadie escuchaba salvo algún conejo
perplejo por la irrupción de tan inusuales visitas. Se acercó hacia el
periodista descaradamente y olisqueo las cuantiosas hojas con las que este se había
pertrechado. -¿Qué pone? – Le preguntó quitándole un par de hojas de la mano…